Presentación de la lengua

gallego

Origen y evolución histórica

En términos históricos, se puede definir el gallego como la lengua resultante de la evolución del latín implantado por los soldados y colonos romanos en el noroeste de la península Ibérica entre los siglos I y VI de nuestra era. Tiempo después, entre los siglos VIII o IX, surge, en aquel mismo territorio, una nueva lengua, de raíz románica pero distinta del latín, en la que las lenguas habladas con anterioridad a la invasión romana apenas dejaron huella, salvo en algún léxico y, sobre todo, en la toponimia. Desde entonces hasta mediados del siglo XX el gallego fue la lengua hablada mayoritariamente, sino de forma casi exclusiva, por los habitantes del área geográfica conformada actualmente por la Comunidad Autónoma de Galicia y las zonas occidentales del Principado de Asturias y de las provincias de León y Zamora; es decir, por aquellos territorios que formaron parte del espacio administrativo de la antigua provincia romana denominada Gallaecia.

Entre los siglos XIII y XV se produce un claro afianzamiento del gallego como lengua administrativa y literaria, período en el que tanto los territorios situados al norte (Galicia) coma los localizados al sur (Portugal) del río Miño pertenecieron a la misma área lingüística. La rica lírica gallegoportuguesa, de temática tanto profana como religiosa, constituye precisamente una de las pruebas más evidentes del esplendor y vigor de esta lengua neorromance, durante el período medieval, que se hablaba desde Estaca de Bares, en el extremo norte de Galicia, hasta Faro, en el sur de Portugal.

 El documento literario en gallego más antiguo que ha llegado hasta nosotros es la cantiga satírica «Ora faz ost’o senhor de Navarra», de finales del siglo XII. Una buena muestra del grado de esplendor que llegaría a alcanzar el gallego en este período la constituye el hecho de que llegase a convertirse en la lengua por excelencia para el cultivo de la poesía lírica en buena parte del territorio peninsular. En gallego (y no en castellano) escribirá poesía el rey Alfonso X el Sabio, en cuyo célebre scriptorium, un foco desde el cual que se irradiaba saber, conocimiento y cultura, se propician y componen las Cantigas de Santa María, ese colosal monumento literario escrito en gallego fruto de la creatividad humana, a través del cual quedarían para siempre Galicia y su lengua propia unidas a uno de los ápices artísticos y literarios de Occidente de todos los tiempos.

A finales del medievo, el gallego, como lengua de prestigio y cultura, entra en un período de decadencia. Un nuevo contexto político y social hará que esté ausente de los usos formales, académicos y litúrgicos durante el largo período que comprende los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque se mantendría viva y vigorosa en los usos orales cotidianos y domésticos. A aquel largo período de silencio se le conoce en Galicia con el nombre de Séculos Escuros. No obstante, ya en el siglo XVIII comienzan a surgir voces que, bajo la influencia de los ideales de la Ilustración, abogaron por la utilización del gallego como lengua de la instrucción escolar y de la creación literaria. Martín Sarmiento, una de las más relevantes figuras españolas del período ilustrado, abogará por la enseñanza en lengua gallega.

"Rexurdimento"

Rexurdimento es el nombre del movimiento de renovación cultural que tuvo lugar a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. Cantares Gallegos, libro de poemas publicado por Rosalía de Catro en 1963, es la primera obra contemporánea escrita íntegramente en lengua gallega, a la vez que representa la consolidación del ya citado Rexurdimento. Las primeras gramáticas y diccionarios gallegos, esenciales para la estandarización del idioma, aparecieron también en el siglo XIX.

Consolidación y reconocimiento legal

La consolidación del gallego como lengua de amplio uso social se produce a lo largo del siglo XX, gracias, principalmente, al éxito de las acciones llevadas a cabo por diferentes y sucesivas organizaciones de los ámbitos social, cultural y político, entre las que sobresaldrán las Irmandades da Fala (hermandades del habla) y el Grupo Nós (grupo nosotros). Alfonso Daniel R. Castelao destacaría por su compromiso con el fomento del gallego y su trabajo por abolir de la sociedad los prejuicios en contra de esta lengua.  de los prejuicios sociales  El principal objetivo de estos grupos reivindicativos, liderados por algunas de las mentes más lúcidas de la sociedad gallega de la época, fue lograr para el gallego un estatus de normalidad. Un claro ejemplo de ello lo constituyen las autoproclamadas Irmandades da Fala, una organización que surge en 1916 cuyos integrantes trabajarán, cada uno desde su ámbito profesional, para conseguir que el gallego llegase a ser algún día una lengua de uso común y habitual en todos los contextos sociales, incluidos los más formales y de mayor prestigio.

En cualquier caso, el mayor avance en el status social del gallego durante el siglo XX se va a producir a partir de la desaparición de la dictadura en España, en 1975. Tras la promulgación da Constitución Española en 1978 y del Estatuto de Autonomía de Galicia en 1981, se aprobará un amplio marco legislativo que garantizará y ordenará los derechos lingüísticos de los ciudadanos, especialmente los referidos a los ámbitos de la administración pública, la educación y, en alguna medida, los medios de comunicación. Un ejemplo ilustrativo del éxito alcanzado es el número de títulos que se editan cada año en gallego, superior a los 1500, de la más diversa tipología, temática y género (libros de texto, ensayo, literatura infantil y juvenil, novela, poesía, divulgación científica, etc.).

Situación actual

En la actualidad, el gallego sigue siendo la lengua habitual de la mayor parte de la población de Galicia, según se desprende de los datos que ofrece el Instituto Galego de Estatística. De acuerdo con este organismo, cerca del 60 % de las aproximadamente 2 700 000 personas censadas en Galicia manifiestan que el gallego es la lengua que usan habitualmente en sus interacciones cotidianas. Este alto nivel de hablantes sitúa a Galicia en una posición excepcional en comparación con otras lenguas minorizadas, al mismo tiempo que demuestra su validez y vigencia en todo tipo de situaciones comunicativas propias de la vida del momento presente.

No obstante, es necesario ser conscientes de que vivimos un momento de cambios vertiginosos que exigen un esfuerzo de actualización permanente, casi titánico. Llevado esto al campo de la lengua, supone aceptar que cualquier variedad lingüística que quede al margen de estos cambios perderá todo valor instrumental. La fase siguiente a esta será el descrédito social y, finalmente, la desaparición. Es por esto que se hace necesario, como en cualquier otra lengua, adecuar el idioma gallego a los nuevos usos y necesidades, para lo que será preciso dedicar grandes esfuerzos. En este sentido, se puede citar que, a comienzos de 2013, el el Baromètre Calvet des langues du monde hacía públicos los resultados de un estudio realizado el año anterior en el que se analizaba el grado de instalación social de las 563 lenguas del mundo con más de 500.000 hablantes. Tras tener en cuenta la importancia relativa de variables como el número de hablantes, la penetración en Internet o el número de artículos publicados en Wikipedia, entre otras, los autores del estudio le asignaban al gallego el puesto número 49.

No obstante, es necesario reconocer que existe actualmente un problema tanto en la transmisión intergeneracional como en el grado de instalación del gallego en las personas de menor edad, concretamente entre los jóvenes que viven en entornos urbanos y en las grandes ciudades. Esa es la razón de que gran parte de los esfuerzos de las instituciones y de las organizaciones sociales estén centrados hoy en estimular la transmisión de la lengua gallega dentro de las familias, y en lograr que la juventud, cuya inmensa mayoría sabe hablarla y escribirla porque la estudia o la ha estudiado en la escuela, dé el paso de hacer de ella una de las lenguas principales en sus interacciones sociales.

En resumen, se puede afirmar que las cuatro últimas décadas fueron los años de la introducción del gallego en las nuevas tecnologías, los del impulso de iniciativas que condujeron a un sobresaliente avance en los campos de la investigación lingüística, literaria y sociolingüística, los de la promoción exterior a través de la implantación del gallego como materia de estudio en 40 universidades del mundo, los de las iniciativas públicas y privadas que llevaron el gallego al comercio, a la empresa, a la publicidad, etc.

El principal objetivo en el momento presente es lograr poner las bases que hagan posible que la lengua que fue un medio útil y vivo de comunicación de los gallegos y gallegas durante los últimos 1000 años, lo continúe siendo para las futuras generaciones.

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